Cuando acepté el reto de escribir sobre el buceo de seguridad pública, lo primero que me vino a la cabeza fue la frase que el Jefe Maestro, Billy Sunday (Robert De Niro) dice dos veces en la película de buceo «Hombres de Honor».
Recuerdo perfectamente la segunda vez. Los dos protagonistas están delante del tribunal que decide sobre la capacidad del buceador de rescate, Carl Brashear, para seguir trabajando después de perder una pierna en un accidente. El marine debe dar 12 pasos completamente equipado con un traje que pesa más 90 kilos/ 198lb y una prótesis en lugar de pierna. Apunto de desfallecer, el jefe maestro le arenga con estas palabras:
“Un buzo de la Marina no es un hombre de combate. Es un experto en salvamento. Si algo se pierde bajo el agua, lo encuentra; si se hunde, lo vuelve a reflotar y si le estorba, lo mueve. Con suerte morirá a 70 metros/ 200 ft bajo el mar. Eso es lo más cerca que estará de ser un héroe. ¡No sé por qué alguien querría ser un buzo de la Marina!”
Estoy segura de que existen mejores definiciones de lo que es el buceo de seguridad pública, pero ninguna pone tanto en valor a los buceadores que realizan este trabajo.
Este artículo es un homenaje a todos los buceadores de seguridad pública, entre ellos el fundador de Dressel Divers, Javier Ibrán, que trabajó más de 10 años en buceo de seguridad pública.