Viajar sólo se ha convertido en toda una tendencia turística que está afectando, como no podía ser de otra manera, al mundo del buceo. Cada vez son más los buceadores individuales que ha decidido tomarse un respiro de su vida cotidiana para disfrutar de sus viajes de buceo en solitario. Es más, ser un buceador individual no es sinónimo de estar soltero. Lo cierto es que un alto porcentaje viven en pareja.
El buceo es un deporte que se suele practicar en grupo. Cada inmersión se convierte en un evento social donde se conoce a gente interesante, con una motivación y una pasión en común, el buceo. Esto es suficiente para trabar amistad e incluso crear un fuerte vínculo. Por esta razón, en la gran familia del buceo, aquellos miembros que viajan sin compañía afirman rara vez se encuentran solos. Además, el hecho de viajar en solitario le hace está aún más predispuesta a socializar.
Por otro lado, al contrario de lo que pudiera parecer, el sistema de compañeros de buceo es un gran aliado de los que viajan de forma independiente. No hay mejor forma de hacer amigos que compartir la complicidad e interdependencia dos buceadores en una inmersión. De vuelta a la superficie la conversación es mucho más fluida, con una bebida en la mano hablaréis sobre aquel animal que visteis, intentareis identificar su especie y contaréis batallitas.