2. Explorando el Cenote Chac Mool: Características Únicas
¿Alguna vez te ha pasado que te dices a ti mismo “De estas vacaciones no pasa sin que yo bucee en…”?
Pues eso se dijo se dijo Marc, un tipo de Toronto que, cansado de pasar frío, se vino a lla Riviera Maya en Navidad y en su lista de cosas por hacer estaba “bucear en el Cenote Chac Mool”.
¿Por qué? Porque lo vio en una foto de Instagram que compartimos desde Dressel Divers y no pudo resistirse. Pero, como suele pasar, Marc era más de fotos que de leer. Y, claro, ¡la naturaleza le tenía preparada una sorpresa!
Nada más llegar a Puerto Aventuras, Marc ya estaba flipando con el paisaje. Pero claro, la cosa no empieza hasta que se pone el equipo de buceo, y una guía local le suelta en español: “Cuate, aquí en el Chac Mool, el agua es magia.”
Marco, sin entender bien asintió con una sonrisa nerviosa. Suerte que iba acompañado de nuestro guía Olaf, que habla perfectamente inglés y español y le tradujo.
Lo bueno empieza cuando Marca se tiró al agua. Y si crees que lo que sigue es un par de estalactitas guapas y poco más… olvídalo, porque lo que está por venir supera todo lo que Marc había imaginado.
Visibilidad del Agua y Formaciones Geológicas del Cenote Chac Mool
Nada más sumergirse, Marc siente cómo el ambiente lo envuelve, como si el sol estuviera dispuesto a regalarle una experiencia visual que ni en sus sueños más locos había tenido. Ve el fondo, los colores de la cúpula de roca y el cielo… ¿el cielo bajo el agua? Sí, porque la luz entra en el cenote de una manera tan brutal que, de repente, Marco se siente en una película de ciencia ficción. “¿Dónde están las cámaras?” se pregunta.
Cuando empieza a nadar más allá, se topa con las formaciones geológicas: estalactitas y estalacmitas. Las rocas calcáreas que se alzaban o desciende como columnas se reflejaban en el agua tan clara que pare un espejo. Marc, que ya había visto un par en alguna cueva turística en Canadá, ahora, al bucear en el Cenote Chac Mool se encuentra con una versión gigante, pero bajo el agua.
El agua, tan limpia que parecr no tener fin, las estalactitas que cuelgan como guardianes silenciosos, y la forma en que las luces del sol se filtraban creando sombras bailando en las paredes. Y mientras Mar avanzaba a través del Cenote Chac Mool, pensaba en los mayas, en cómo ellos habían visto el cenote no solo como un lugar de agua, sino como un acceso a otro mundo. ¡Ahora lo entendía!
En esas estaba cuando de repente ¡Boom! Entra en la haloclina, esa capa mágica que crea efectos visuales alucinantes. Atravesarla es como mirar dos mundos al mismo tiempo.
Menos más que Olaf ya le había dicho “¿Sabías que la haloclina aquí es tan fuerte que puedes ver la separación entre las aguas saladas y dulces?
Al final del día, Marc tenía la sensación de haber cruzado un umbral hacia un lugar donde la naturaleza era solo un reflejo de un encantamiento maya.
Ahora estaba claro. El Cenote Chac Mool no es solo una curiosidad geológica; es el tipo de lugar que te da una historia para contar a sus amigos. Ese tipo de batallitas que tanto nos gustan a los buceadores y que cuentan “Eres el tipo que ha buceado en el Cenote Chac Mool y sabes de primera mano que la magia, si quieres, la ves.”