La visibilidad en los Cenotes es muy buena, llegando a alcanzar algunas veces los 100 metros. Solo empeora con el paso de los buzos si estos no controlan bien su flotabilidad o su estilo de aleteo, pues pueden chocar contra el fondo removiendo los sedimentos y dejando partículas en suspensión en el agua. El porqué de este fenómeno es fácil de explicar: es debido a la piedra caliza de la cual están compuestos.
Los Cenotes no son más que cavernas subterráneas de caliza. Esta piedra es tan suave que la lluvia puede perforarla fácilmente, formando ventanas al acuífero subterráneo. La palabra ‘Cenote’ viene del Maya ‘D’znot’, que representa una cavidad en el suelo que contiene permanentemente agua. La lluvia se filtra por las galerías, quedándose adheridos sus sedimentos en las paredes de roca caliza y llegando al fondo solo el agua pura. Estos sedimentos van acumulándose con el paso de los años, formando estalactitas y estalagmitas, llenando de belleza el paisaje submarino de los cenotes, haciéndoles parecer auténticas catedrales subacuáticas.
En la península del Yucatán no hay ríos en superficie debido a la fácil disolución de la caliza, así que se puede decir que todo el sistema de cenotes no es más que una formación de ríos subterráneos que conectan con el mar, encontrándose dentro de ellos el agua dulce con la salada. Como ambas tienen diferentes densidades, nunca llegan a mezclarse, encontrándose las dos masas a diferentes niveles de profundidad dependiendo de la distancia entre el cenote y el mar. Normalmente los que se encuentran más cerca del océano tienen agua salada a menor profundidad y los más lejanos a mayor.
También en el paso entre la capa de agua dulce y salada se produce un fenómeno llamado haloclina. Como ambas masas no pueden mezclarse, en el punto en que se encuentran ocurre un efecto muy particular parecido al que sucede juntamos agua y aceite. Algunas pueden incluso llegar a parecer un falso fondo. Vistas desde la capa salada, puede incluso dar la sensación de que es la superficie. Las haloclinas pueden llegar a medir varios metros, la visibilidad empeora y los aleteos de los buzos pueden empeorarla aún más, con lo que conviene quedarse muy cerca del compañero. También coincide con la termoclina, produciéndose un descenso de temperatura de varios grados.
Lo primero y más importante es un buen control de la flotabilidad. Por ello, en Dressel Divers siempre exigimos al buzo un buceo de prueba en aguas abiertas antes de ninguna inmersión en los Cenotes. El aleteo también es importante, siendo el más eficaz el aleteo de la rana, de las rodillas a los tobillos, en lugar de desde las caderas. De esta manera minimizamos nuestros movimientos, controlamos mejor la situación de nuestras aletas y evitamos que choquen con el fondo levantando los sedimentos y empeorando la visibilidad. También es importante quedarse horizontal y lo más alejado del suelo y el techo.
Nuestro buceo en Cenotes no es un buceo en cuevas, sino un buceo en cavernas. Las diferencias entre uno y otro son:
Los cenotes eran considerados por la civilización Maya como agujeros por donde se pasaba al mundo subterráneo, allá donde los dioses vivían. Solo con un buceo cualquiera puede experimentar esa sensación mística sobrecogedora. Un lugar mágico y único en el mundo que no deja indiferente a ningún buzo.