La infección de oído es un problema para al que se enfrentan todas las personas que disfrutan deportes acuáticos, surfistas, nadadores y por supuesto buceadores. Por suerte no es grave, pero sí muy dolorosa, por lo que aprender a prevenir la otitis externa puede salvarte las próximas vacaciones de buceo.
¿Cómo se produce la infección de oído?
De las tres partes del oído (externo, el medio y el interno) es la primera la que se ve afectada por este tipo de infecciones. Esta sección de oído va desde el pabellón auditivo hasta el tímpano.
Se trata de un estrecho conducto, que se mantiene a una temperatura media de 36º C / 97 F, húmedo y oscuro. Estas condiciones son ideales para la proliferación de gérmenes. Es decir, dentro de nuestro oído habitan microorganimos habitualmente. Las bacterias son las principales causantes de las infecciones de oído. Alrededor del 90% son otitis bacterianas, el resto están producidas por hongos.
Es frecuente pensar que son los patógenos que contienen el agua son los que provocan las otitis externas, pero las infecciones de oído no se producen tanto por la colonización de nuestro oído por las bacterias, sino porque perdemos la protección natural del mismo.
El oído produce cerumen que contiene sustancias que evitan que las bacterias se reproduzcan. Además, también impide que la piel se reblandezca. Pero, ¿qué ocurre cuando lo exponemos de forma prologada al gua? Que el cerumen se reblandece y se desprende. Así, las paredes del conducto auditivo quedan expuestas a los patógenos internos o que estén agua. Además, sin la protección de los lípidos del cerumen, las células se ven afectadas y dejan pasar las bacterias y hongos que producen la infección de oído.
Por eso los buceadores y deportista acuáticos sufren más infecciones de oído, simplemente porque están más expuestos a la acción del agua. Lo mismo ocurre en verano. El calor invita al baño y el agua, entra en el oído.